lunes, 30 de enero de 2012

5. Vivencias de xīn líng 心灵

Xīn líng ha distribuido los edificios más importantes alrededor de la gran plaza, como en un corro: el edificio del pueblo, el edificio de los enfermos, el edificio de la cultura, y la escuela. Al edificio del pueblo lo tiene aún en la sala de espera de un recinto del cerebro. Pero hay un edificio que le está llevando por un mar encrespado.
En “el pueblo” abundan las creencias religiosas. Xīn líng desea que todos puedan volar hacia ese mundo intangible y mágico con la misma facilidad de los pájaros.
Se dirige hacia un olivo centenario del jardín que, a modo de tótem, se erige sobre un colchón cubierto de ocres tostados y rojos. Acerca  emocionada la mejilla al tronco y abrazándolo, escucha los latidos de su piel que la llevan por sonidos ancestrales de timbales y soles lejanos. Cierra los ojos, y la conciencia atraviesa en un instante el árbol y el aire, y se sumerge como si saltara de un trampolín gigante, en las profundidades del cerebro, buscando a tientas y a través de cauces, dar forma a las palabras. Y, al igual que cuando las hojas de los árboles se ponen de acuerdo para tejer una alfombra en el camino, así las palabras van entrelazándose para aparecer bordadas sobre el tapiz que Xīn líng aguarda impaciente leer.
 Xin ling, regresa al garaje un poquito más sabia, y decide poner al lado del edificio del pueblo, el edificio de todas las religiones.

Para @margareig por abrirme los ojos.

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