jueves, 16 de febrero de 2012

18. Vivencias de xīn líng 心灵

Xīn líng, deambula por una neblina repleta de norias, trenes elevados y barcos de piratas. Todo ello dentro de un envoltorio de celofán y dulces de domingo. Un viaje que la traslada a otra dimensión, en ese casi delirio fantástico en el que navegamos cuando tenemos fiebre.

Al abrir los ojos ve a Shuì y a buku que la miran tiernamente. Una espiral de risas y miradas cómplices flotan suavemente por el aire, inundando de júbilo el cuarto de Xīn líng. La alegría, en su recorrido vaporoso, se cruza de improviso con el recuerdo, y comienzan a oscilar lágrimas contenidas. Pero vayamos con delicadeza al centro de ese recuerdo.

La fotografía estuvo colgada en el tablón de su escuela. La niña necesitaba un nuevo corazón para seguir viviendo.

Xīn líng sabe el significado de haber nacido sana, y se pregunta por qué otros no han tenido la misma suerte.

Cierra los ojos y cruza el umbral de su cerebro. La diosa griega Temis, la del buen consejo, atravesando espacios y creencias, se apropia de las palabras, y se las susurra complaciente en su oído:

La naturaleza va más allá del bien y del mal.
En el Universo circunvuela un tipo de injusticia que no podemos controlar.

Xīn líng decidió que, si algún día le pasaba algo, donaría todos sus órganos para salvar vidas.

Themis significa “Ley de la naturaleza”

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