jueves, 12 de abril de 2012

26. Vivencias de xīn líng 心灵

Cuando el cielo comienza a desperezarse, y asoma vestido de luces, acontece en el horizonte, donde habita lo invisible, su idilio con el mar. Es entonces, cuando Xīn líng percibe el suspiro apacible de su aliento. A esa hora temprana en que el sol y el mar se funden en dorados y platas, y juguetean despreocupados de miradas ajenas.
Hay olas, que al juntarse con el viento, dan un paso de tango, seductoras. A veces, el mar caracolea, como las manos sugerentes de una bailaora. Otras, se desliza suavemente hacia la playa para volver a retirarse, como si la intención fuera besar la arena. A ratos ríe, y surge un poema. Pero si el mar se enfada, fascina escuchar su voz ronca salpicada de espuma.
Xīn líng recrea el paisaje que transita por su memoria, como si pasara las hojas de un cuento ilustrado. Tras unos días a orillas del mar, invitada por su amiga Xiǎo yún, no se había sentido nunca tan insignificante, como si fuera una menudencia en medio de la inmensidad, y se aventura por las aguas tibias de su cerebro en busca de argumentos.
Las palabras, alertadas por los ecos del Universo, invitan a todos los dioses del Olimpo a una gran mesa redonda, y, por primera vez, y tras un gran conciliábulo, se quedan sin voz, y salen a la superficie sin pronunciarse.
Xiǎo yún (小云) Significa “pequeña nube”

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