sábado, 14 de julio de 2012

38. Vivencias de xīn líng 心灵


Si se abriera una grieta en el inmenso tapiz que nos envuelve, y si tras esa grieta existiera un mundo capaz de ir hacia atrás en el tiempo, Xīn líng se escurriría por ella con los ojos cerrados.
La autora, como es previsible, se arroga el derecho y la libertad de girar la llave del tiempo y entrar con sigilo al conflicto.
Entre bisbiseos y confidencias, y con la alegría y el placer de encontrarse,   Xīn líng y Shuì se entregan sin estorbos a impregnar el aire de emociones. Y el secreto se elevó sin trabas, como la cometa que se deja llevar por el viento. Voló musitando un nombre, el de Buku. 
La desolación de Xīn líng es tan grande como un campo de girasoles recién arrasado por un incendio. Cierra los párpados e implora suavemente un alivio a la culpa. Penetra con suavidad en el cerebro, y las palabras, solidarias y cómplices, deciden por unanimidad dejar al verso que se pronuncie:
Las lágrimas
brotaron límpidas
y creció la hierba

La culpa lloró
de pena
y nevó en los montes

El dolor
gimió la enseñanza
Y siguió la vida.

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